Sinopsis: transcurrido un año de mi llegada a Antakya Turquía es el momento de parar y saber si mi modo de vida ha cambiado, y si la percepción de mi relación con el mundo es diferente. Y si soy o no un expatriado.
- La vida se vive en el presente. He salido de mi zona de confort, entro cada día en una nueva zona de aprendizaje y recibo una cascada de nuevos estímulos cada instante. He aprendido que ante estímulos o experiencias malas estoy solo y me fortalece o endure, no lo tengo aún claro. Pierdo hábitos cada día y gano otros, no tengo apoyos ni referencias, me he convertido en un superviviente, en un náufrago que no quiere que lo rescaten. Es una aventura permanente sin final anticipado, todo puede ocurrir.
2. Llegue un día concreto, pero no sé hasta cuando estaré, aunque tenga una fecha de regreso.Los imprevistos siempre están ahí, y más estando a 15 km de una zona de guerra, las circunstancias determinaran el regreso o quizá el permanecer para siempre. Ya que ya has cortado tu cordón umbilical con tu vida previa y país de origen.
3. No me importa donde esté. El integrarse es difícil, tengo que aceptar otro modo de vida, otra cultura, otros valores, y a los otros tan diferentes y extraños. Los de aquí tienen que verte como uno de ellos, no es nada fácil. Siempre estás en la superficie nunca llegas a sumergirte. Cada uno ya tiene su vida, uno acaba de llegar y es un “salvaje” al que habrá que domesticar.
4. Agradezco mil una veces los avances tecnológicos en las comunicaciones, internet se convierte en el modo de no perder el contacto con los que se han quedado. Las redes sociales no son un pasatiempo, son el puente con tu mundo anterior. Lo peor que se lleva es perder los afectos físicos, un beso tiene un valor enorme, una caricia te estremece.
5. Me basto por mi solo, te mueves en tu compartimento estanco…
Y aparece la contradicción al reservar tus intimidades y pensamientos más íntimos volviéndote introvertido, pero te haces más extrovertido, al tener que espabilarte para satisfacer tus necesidades más básicas. Descubres que el idioma es lo que une a las personas, sin él pierdes las historias, pierdes las emociones, puedes llegar a perder tu norte. Pierdes prejuicios y adquieres de nuevos.
6. Te conviertes en nómada, la obsesión por reducir tus pertenencias se convierte en algo que siempre está ahí, para 2 años yo solo tengo 40 kilos de pertenencias entre ropa, zapatos, ordenadores y más cachivaches, y lo más sorpréndete haciendo lo mismo que antes me apaño con mucho menos. Sabes lo que es esencial y lo que es superfluo.
7. Al principio todo era nuevo, sabores, colores, aromas, paisajes, cultura, ahora es todo cotidiano, estoy en mi casa. Todo me sorprende cuando regreso a mi país de origen a pasar unos días. Todo me deslumbra, estoy en vértigo permanente.
8. Pienso permanentemente en mi próximo destino, mi próxima parada, descubro que será muy difícil regresar, simplemente porque ya no se cual es mi mundo.
9. Lo mejor de todo, desaparecen muchos miedos, ya que estás siempre en la cuerda floja, te acostumbras a la incertidumbre, al peligro, al estar inmerso en una masa humana a la cual eres un extraño. El fracaso es algo que se convierte en ajeno a ti al tener muy poco que perder. Vives el instante, el momento, el presente ya que es lo único que te pertenece, la vida se puede acabar en el próximo instante.
10.Logras esa metamorfosis tan difícil de conseguir en tu zona de confort:
Tu metamorfosis te lleva del TENER al SER,
el expatriado.
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