¿Acarreas un bagaje emocional escondido? ¿Conoces tus emociones? ¿Te enseñaron que había que ocultarlas?
Indudablemente para una buena salud y equilibrio emocional es imprescindible conocer y distinguir los diferentes tipos de emociones, sino difícilmente podrás gestionarlas por ti mism@. Serán ellas las dueñas de tus respuestas, actos y hasta de tu felicidad.
Las emociones siempre han sido relegadas por nuestra sociedad racionalista, ya que se consideran respuestas de segundo orden y poco precisas. Respuestas más bien perturbadoras. Cuando resulta que las emociones son imprescindibles para la supervivencia.
Las emociones cognitivas son aquellas que experimentas a partir de lo que elaboran tus pensamientos. Ello implica que las emociones también persisten ante la ausencia de estímulos externos, dependen también de lo que piensas, son estas las emociones cognitivas. Es aquí en este hecho donde radica la posibilidad de gestionar tus emociones y evitar los secuestros de las mismas, esos secuestros que pueden favorecer la aparición de la angustia, la frustración, la cólera, y otras emociones que no deseas. Aquellas emociones que pueden paralizarte, desmotivarte y descentrarte personalmente.
Ese mismo conocimiento y gestión de las emociones te van a permitir experimentar, gracias a tus pensamientos, emociones como son la alegría, la satisfacción y por ende la felicidad. Aquellas que también dependen de tus pensamientos.
Pues ya lo sabes tus emociones tienen dos orígenes: tu entorno más inmediato y tus pensamientos. Aprende a reconocerlas y a gestionarlas a través de tus pensamientos. Y sé tu mism@. Como todo en la vida es una cuestión de conocimiento, aprendizaje y entrenamiento.
Aquí tienes una primera aproximación a una clasificación de las emociones.
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Ya lo sabes, sino no tienes una educación emocional, empieza a conocerlas, identificarlas y después a manejarlas. Cuando se producen como reacción a los estímulos que recibes del entorno o aquellas que elaboras en tu pensamiento, sé tú el propietario de tus sentimientos y de tu estado de bienestar.
[…] 4. Y tu marca, tu huella debe emocionar, como cuando descubres que detrás de las pisadas en la playa hay una persona especial. Emociona, entusiasma, ilusiona… y que esas emociones se repitan, repitan, hasta dejar una señal, casi una cicatriz en la mente de tus clientes. Y para poder emocionar hay que saber algo más de las emociones, apréndelo en ‘Recuperando las emociones’. […]