Cuanto tiempo sin haberl@ visto, le doy 2 besos de Año Nuevo, ¡uff! que vergüenza.
‘Cuando quiero hablar con alguien que no conozco no me salen las palabras’.
‘Me sonrojo con facilidad’
‘Me da vergüenza preguntar algo a un desconocid@’
‘Me quedo en blanco cuando tengo que hablar en público’
Y seguro que se te ocurren muchas otras situaciones donde el miedo al que dirán te bloquea y te desborda.
¿Seguro que es miedo o mejor llamarlo vergüenza tóxica?
A mí personalmente me gusta diferenciarlo ¿Por qué? Porque el miedo es una respuesta ante un peligro o una amenaza para tu supervivencia. Y no creo que en momentos que sientes vergüenza haya ninguna amenaza para tu supervivencia. Pero esta emoción de vergüenza te inmoviliza tanto física como mentalmente que acaba convirtiéndose en un miedo en sí mismo.
¿Pero realmente que es la vergüenza?
No crees que es la reacción a un nivel muy bajo de autoestima (la capacidad de quererte y valorarte por ti mism@), acumulas un montón de creencias de deficiencias sobre ti mism@, y surge la necesidad de restar o compensar esas deficiencias con la aprobación de los demás. Sí, voy a decirlo sin paños calientes:
Necesitas la compasión de los demás… la verdad ¡qué pena!
Valor personal = aprobación por los demás.
Esa baja autoestima convierte tus relaciones con los otros en un calvario, y esa vergüenza (el que dirán) se convierte en un veneno, te intoxica y va minando tu persona y erosionando tus talentos y valor como ser únic@ e irrepetible.
Si crees que en algún momento la vergüenza aflora en tu persona pueden serte de utilidad estas sugerencias:
- No te sientas rar@ por tener vergüenza. Tod@s en algún momento de la vida hemos sido víctimas de burlas o menosprecios. Al fin y al cabo la vergüenza se basa en experiencias previas que has tenido en tu vida.
- Reconoce tus vergüenzas. Es un modo de salir de la caja, y empezar a ganar la partida a la baja autoestima, es como decir ‘Y a mí que’. Enfréntate a ellas.
- Tú no eres mi mejor ni peor que los otros, nunca eres defectuoso, simplemente eres diferente, y por ello no tienes que sentirte culpable. Esta es una de las culpas más importante a abandonar.
- El error y el fracaso son parte esencial e irrenunciable de cualquier proceso de aprendizaje, crecimiento, relación social. La alternativa es encerrarte y no arriesgar nunca, convertirte en un muerto viviente. Reconoce y acepta el error, ahora bien, no lo repitas.
- Deja ir a tu ego, no tienes que demostrar nada a nadie. Como Esopo decía ‘La insignificancia es siempre una garantía de seguridad’.
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