Cambio de rumbo profesional en tiempos revueltos, y siempre…
Cuando los planes con diez puntos para llevar a cabo un cambio de rumbo profesional no funcionan. La magia es eso magia, un juego de manos.
La formación, los conocimientos, la experiencia son el primer bagaje a tener en cuenta para llevar a cabo un cambio de rumbo profesional, pero un cambio con un salto con red de seguridad, y no un salto al vacío que a saber dónde te lleva.
Lo esencial, ser realista, para ello nada mejor que realizar un análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades) personal y profesional, y a partir de ahí, establecer una estrategia, si, si estamos hablando de tu negocio, de tus ingresos, y a la hora de tomar decisiones que sean a pequeños bocados, sin atragantarse y que puedas manejar, y no olvides nunca aquello tan olvidado llamado sentido común e intuición (un mix automatizado de experiencias exitosas y fracasos, un resumen de tus procesos de ensayo y error)
Y a pesar de que los planes mágicos no existen, ten en cuenta algunas normas generales como estrategias poco convencionales para reorientar el rumbo de tu carrera profesional:
- Entra en acción, actúa para abrirte camino hacia una nueva forma de pensar y ser. Nadie puede descubrirse a sí mismo solo a través de la introspección y la meditación, esto va en contra de lo convencional y lo que está de moda, todos tenemos que ser maestros Zen. Empezar el cambio de rumbo con unos objetivos claros y una estrategia donde esté bien definido el plan de acción y los recursos necesarios, el dinero también, sin él poco se puede hacer.
- Conocer cuál es tu personalidad, un estudio de ella a través de la metodología del Eneagrama, es un buen comienzo. Pero no te encasilles en un tipo de personalidad, ya que ella está formada por un conjunto de características diversas y propias de otras personalidades que no son tu predominante. Descubre lo polifacético que eres, pero con un buen estudio en base al Eneagrama.
- Permítete un período de transición, lo que siempre hemos llamado un ‘año sabático’, no tiene porque ser un año; el periodo es el que sea provechoso y te puedas permitir, en el que sea correcto oscilar entre quedarse o irse. Mejor vivir las contradicciones y ‘tormentas’ que llegar a una decisión prematura.
- Resiste la tentación de empezar un cambio de rumbo profesional tomando una gran decisión que lo cambie todo de una sola vez, y sin posibilidad de retorno. Ya sabes, que esto no funciona ni en las películas. Utiliza una estrategia bien estructurada de acuerdo a tus objetivos, en un plan de acción bien definido, con pasos bien medidos.
- Identifica líneas de proyectos que puedan acercarte a una nueva línea de trabajo o estilo de trabajar. Hazlo como actividad extra o secundaria, a modo de actividad extracurricular, y así poder experimentar en serio sin necesidad de comprometerte y sin vuelta atrás.
- No concentrarse únicamente en el trabajo actual, todo se acaba, y hoy en día a velocidad de vértigo, sin darte cuenta. Lo prioritario establecer nuevas relaciones, conocer a personas que trabajen en aquello que deseas y que pueden compartir experiencias, y apoyarte durante la transición. Pero no esperar encontrarlas en tus actuales o antiguos círculos sociales. Sal de tu caja, remuévela un poco, o bastante.
- No esperes el momento perfecto, cuando aparece la revelación de la verdad, actúa desde ya. Utiliza lo que te ocurre diariamente para encontrar significado a los cambios por los que estas pasando.
- Esencial, practicar explicando tu historia una y otra vez. Con el tiempo, irá perfilándose tu storytelling, que sea conectiva y emocional.
- Dar un paso atrás y mirar las cosas en perspectiva. Pero no durante mucho tiempo, y acto seguido dar el salto, siempre con red de seguridad.
- El cambio se produce a ráfagas, llega cuando menos te lo esperas, por lo menos que te coja preparado.
Recuerda tener siempre un propósito en mente, cualquiera de tus realidades primero se crea mentalmente, y después se toman las decisiones para que se conviertan en lo que has creado.
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