Una parte constitutiva de tu paradigma es la estructura emocional con la que respondes a los diferentes estímulos que te llegan del exterior. Durante el proceso del coaching se puede recurrir a la comprensión y análisis de la inteligencia emocional de la persona que sigue el proceso. Principalmente cuando las emociones están limitando la evolución, desarrollo y cambio creativo que se pretende.
Te puedes encontrar, con el ‘secuestro emocional’. Es cuando tus respuestas emocionales están anulando tus respuestas más racionales y elaboradas. Por lo tanto es muy importante que reconozcas cuáles son tus emociones.
Como comentaba en el post ¡Llora y ríe!, hay diferentes clasificaciones de las emociones que existen, pero en mi lista, la primera que mencione fue la de la ira. Una de las emociones que puede dificultar que seas tú quien domina la situación y respuestas proactivas y no reactivas a los estímulos que te llegan del exterior. Si las circunstancias y los que te rodean son los ‘dueños’ de tu persona, entonces estás secuestrado emocionalmente.
Seguro que muchas veces reaccionas ante diferentes situaciones con enfado, rabia, y ese enfado se va acumulando progresivamente hasta convertirse en ira y odio, y por mucho que lo pretendas no acabas liberándote de él. Pues te voy a dar unas claves para que seas tú quien domine la situación y te liberes de emociones que te hace cautiv@.
1. Hay que entender por qué se produce el enfado. Recurriré a la definición de Dolf Zillmann, ‘…la raíz de la cólera se asienta en la vertiente beligerante de la respuesta de lucha-o-huida…el detonante universal del enfado es la sensación de hallarse amenazado. Y no nos referimos solamente a la amenaza física sino también, como suele ocurrir, a cualquier amenaza simbólica para nuestra autoestima o nuestro amor propio (como, por ejemplo, sentirse tratado ruda o injustamente, sentirse insultado, menospreciado, frustrado en la consecución de un determinado objetivo, etc.)’
2. Hay que ser autoconsciente de tus emociones. En el caso del enfado hay que prestar atención a la primera descarga de enojo, ya que el enfado se va acrecentando por la suma de varias descargas. Se convierte en un ciclo que se retroalimenta.
3. Una manera de desactivar la emoción del enfado es la realización de ejercicio físico al aire libre. Cuando más intenso mejor.
4. Realizar alguna actividad intelectual que te obligue a concentrarte y romper el ciclo que alimenta el enfado.
5. La realización de ejercicios de relajación y meditación. Cuando te concentras en el ritmo de la respiración profunda, se desactiva el ciclo del enfado.
6. Y lo que puedes considerar que te va bien, como es el desahogo, el exteriorizar el enfado, lo que se llama la catarsis, no funciona. Puedes liberar energía durante un instante. Pero debajo de la superficie el ciclo del enfado se va alimentando.
Ya lo sabes, si quieres ser el que domina tu vida y establece tu destino, domina las emociones que te impiden ser tú mismo. La mejor manera es reconociendo aquellos pensamientos irritantes que disparan las emociones de enfado, rabia, ira, odio y te secuestran emocionalmente, impidiéndote disfrutar de la felicidad.
Es verdad,Vicente. Yo lo que me ha funcionado para superar los estados de ira es, como dices, reconocer las cosas y dejar que te traspasen (que te duelan en lo más hondo y luego dejarlas ir…), la meditación, el ejercicio físico, el relacionarme con gente diferente (fuera del círculo que te causa ira) y, a pesar de que digas que el desahogo no funciobna, pegarle unas cuantas patadas y puñetazos a un saco de boxeo…
El enfado, y más si se convierte en cíclico, viene a revelarnos nuestra dependencia de las circunstancias o/y de las personas. Para que este no nos encadene y nos debilite emocionalmente debemos elegir ser independientes, tanto en nuestros pensamientos como en nuestros sentimientos. Ello no quiere decir ser ‘lobos solitarios’, más bien lo contrario, ser interdependientes pero basándonos en nuestros principios y criterios.
Como siempre Rocío tu interacción enriquece este blog. ¡Hasta pronto¡ Gracias.
[…] que me dices del enfado, la rabia, el odio y la ira que sientes cuando alguien te ha dañado. ¡Para! unos instantes y […]
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