Cuando un exceso de flexibilidad y cambio permanente pueden llevarte a un desarraigo.
La caracterización de la fase tardía de la modernidad como un “tiempo líquido” da cuenta del tránsito de una modernidad “sólida” –estable, repetitiva– a una “líquida” –flexible, voluble– en la que los modelos y estructuras sociales ya no perduran lo suficiente como para enraizarse y gobernar las costumbres de los ciudadanos y en el que, sin darnos cuenta, hemos ido sufriendo transformaciones y pérdidas como el de la duración del mundo y sus objetos, vivimos bajo el imperio de la caducidad y la seducción; de la acumulación no funcional y del individualismo exacerbado – fenómenos que han determinado una nueva configuración de las relaciones “humanas”, tornándolas precarias, transitorias y volátiles. Un momento en que se renuncia a la memoria como condición de un tiempo post-histórico. La modernidad líquida está dominada por una inestabilidad asociada a la desaparición de los referentes a los que anclar nuestras certezas.” Adolfo Vásquez
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Palabras clave para tu reflexión
Líquido vs sólido
Flexible vs estable
Voluble vs seguro
Cambio vs estático
Desequilibrio vs equilibrio
Caduco vs permanente
Individual vs grupal
Lo volátil, precario, transitorio exige fortaleza de carácter, valentía, decisión por vivir la vida.
O prefieres lo seguro aunque rancio.
La decisión es tuya… el cambio puede ser divertido
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