Estamos en plenas navidades, y en estos días es cuando la soledad puede sentirse con mayor profundidad y cierta punzada en el corazón. Estos días son aquellos en los que se agradece contar con el calorcillo que da el contacto con las personas que apreciamos y amamos.
Pero ¡cuidado! Cuando el amor, la amistad, la sana necesidad de contar con otras personas, cuando el placer de compartir, donar, apoyar se convierte en una dependencia o codependencia. Entonces tu libertad, tus posibilidades de crecimiento y transformación se quedan truncadas, y también tu felicidad. ¿Qué precio estás dispuest@ a pagar por estar con los otros? Y la relación con los demás se puede convertir en:
Apego tóxico o falso amor
Y preguntarás ¿Qué es el apego tóxico?
Y que tal si te identificas con alguna de estas preguntas, entonces entenderás lo que es el apego tóxico.
¿Piensas que sin una persona a tu lado no podrías vivir?
¿Te genera inseguridad tu pareja?
¿No puedes contar ciertas cosas a tu pareja?
¿Te cuesta dejar decidir a tus hijos por su cuenta?
¿Por qué agotas tus energías procurando que todo esté bajo control?
¿Tu felicidad depende exclusivamente de los otros?
¿No te permites perdonarte respecto a los demás?
Y seguro que se te pasan otras preguntas por tu cabeza. Y ahora preguntarás:
¿Cómo sé si sufro de apego tóxico? Ahí van unas pistas:
No te ves a ti mism@ como un ser completo y capaz de desarrollar lo que te propones sin la ayuda de otra persona. Tu autoestima ha sido manipulada, seguro.
Has asumido que la otra persona es más importante que tú. Acabas descalificándote tu mism@, ‘yo no valgo gran cosa’.
Acabas queriendo tener el control y te centras en exceso en las necesidades y las dificultades de las otras personas. Algo así como ‘metomeentodo’.
No te sientes importante, los otros sí que lo son. Tu vida acaba siendo olvidada por ti mism@.
¿Cómo liberarte del apego tóxico?
Acepta como eres, reconócete. Después ya cambiarás lo que quieras. Tú posees dones y talentos naturales en sobra, no necesitas de los talentos de los demás.
A continuación respétate. Si no te respetas ¿Cómo vas a respetar a las otras personas?
Y siempre lo digo, averigua cual es TU sueño, vive tu vida, vive tu proyecto. Averigua para que vives. Si no sabes porque estás en este mundo, empieza a preguntártelo.
Y por último acepta la posibilidad de cometer errores. Reconócelos, aprende de ellos, y acepta la responsabilidad sobre ellos y aleja la culpa sobre los mismos.
Resuelve tus conflictos, tus problemas, y después ya pensarás si puedes ayudar a resolver los de los demás.
Deja que los otros, también, vivan su vida. Te dejas amar.
¿Por qué algunos somos unos metomeentodo? ¿Es porque reflejamos nuestros propios problemas? ¿Porque es una manera de solucionar a los demás lo que no te atreves contigo mismo?
Hola Rocío,
Gracias por tus preguntas, y en parte ya está la respuesta en ellas mismas. Pues sí, en algunas ocasiones acabamos viviendo nuestra vida en la de los otros, y no solo por falta de valentía, sino también porque no sabemos encontrar el sentido a la nuestra, y es fácil vernos en el espejo del otro.
Y otras veces estamos continuando con los proyectos generacionales, aquellos que iniciaron nuestros antepasados, y aún no han concluido. Y sin darnos cuenta continuamos, y posiblemente sean ya anacrónicos y carentes de sentido.
Todo ello nos apega a personas y proyectos que no nos corresponden y acaban intoxicando nuestras vidas, convirtiéndonos en un metomentodo.
Gracvias Vicente. Ahora una pregunta totalmente práctica: ¿Qué hacer para ir controlando ese “metomentodo” que llevamos dentro?
Hola Rocío, ahí van unas pequeñas sugerencias para controlar ese ‘metomentodo’:
1. Reconoce tu valía. Para que los demás te aprecien y valoren no debes ofrecerles lo que no te piden. Tu valor como persona no depende de la aprobación de los demás.
2. Identifica tu proyecto, tanto personal como profesional. Sí, aquel que no necesita de motivación, aquel que por sí mismo arranca tu energía en modo automático. Vive tu vida.
3. Todos arrastramos proyectos generacionales. El pasado es fuente de sabiduría, pero nunca debe ser un lastre y compromiso, sino te interesa. Agradece y suelta amarras de aquel ‘barco’ que no es tuyo.
4. Y cultiva algo que nunca es suficiente: La humildad.
Y que tengas unos días maravillosos.
Se intentará, gracias…
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