Como dice la vieja canción ‘3 cosas importantes hay en la vida: Salud, dinero y amor’.

Pues parece que ya tenemos identificados los ingredientes mágicos de la felicidad, si reunimos en nuestras posesiones estos  3 elementos seremos felices. Y nada más lejos de la realidad, hay personas que disponen de salud, pero les falta vitalidad, prosperidad, pero están insatisfechos, y amor, pero no saben reconocerlo y están tristes. La tristeza les invade.

Entonces ¿Qué ocurre? ¿Es una utopía ser felices? ¿Es una quimera la felicidad? ¿Podemos entender la felicidad como algo inexistente y creado por el hombre en su mente? La respuesta es: NO, la felicidad existe pero no como pertenencia, estado, cosa a alcanzar. La felicidad es más un proceso, un flujo, tiene que ver más con el sentido, el significado de nuestra vida. El vivir el día a día con el conocimiento que el  propósito de nuestra existencia es parte fundamental de nuestra constitución, de nuestra esencia como ser humano. Ya que se nos ha olvidado, o quizá no se nos enseño que somos un ser complejo compuesto por:

  • Un ámbito físico, corporal. Que aunque presente, muchas veces se nos escapa su realidad. Y acabamos intoxicándolo y maltratándolo.
  • Un ámbito mental. Que por comodidad hemos adormecido, entrando en una zona de confort, donde automatizamos nuestra conducta, y la repetimos hasta la saciedad, aunque nuestro entorno haya cambiado. Y nosotros dale que dale, insistiendo en lo mismo.
  • Un ámbito emocional/social. Una de dos, o nos olvidamos de sentir, de emocionarnos por defecto, o no dejamos secuestrar emocionalmente, bloqueándonos y perdiendo nuestra autonomía. La vida hay que vivirla con proactividad y no reactivamente. Alejando los miedos.
  • Un ámbito espiritual. Como ser viviente, consciente de su finitud, el ser humano se convierte en un ser que desea transcender su existencia. Por lo tanto dotar la propia existencia de un significado y propósito es imprescindible. Cada uno entenderá a su manera la transcendencia, la respuesta no es solo religiosa, puede prevalecer una vertiente muy humanista.

Si quieres ser feliz cambia tu visión de la felicidad condicionada a la posesión, por una felicidad entendida como libertad de decisión y acción. Entonces la tristeza y ese vacío existencial te van a abandonar. Vas a recobrar la ilusión, la alegría y te vas a sentir feliz.

 


Y ten en cuenta:

Cuando sueñes, sueña a lo grande. Ten sueños maravillosos y de prosperidad, no tengas pesadillas. Ya que los sueños acaban cumpliéndose.